¿Has intentado escribir algo?

Hablando de Calvin, hay una interjección que usa, que me encanta.

Bleargh.

Por A y B motivos he tenido que contactar a varios escritores para que me den una propuesta de cómo iniciar un cuento para niños. Como siempre, acá me ponen a correr y me dicen que para YA.

Dos me han contestado de una, y aunque pensaba que me iban a decir que no, me han enviado sus colaboraciones. Y otras dos, me dijeron algo así.

¿Para mañana? O sea, ¿tú de verdad crees que alguien te va a contestar y te va a dar un inicio de cuento para mañana? O sea, no sé si alguna vez tú has intentado escribir algo, pero no es que uno se sienta y escribe y ya está, uno borra, vuelve a escribir, corrige, no le gusta, se olvida, y así quizás, algún día, termina un cuento... Y yo no quiero que nada que vaya a salir con mi nombre salga feo. Además, tengo chorrocientas cosas por que hacer, yo soy oftalmopsicoecónoma, y solo escribo por las noches, y si es que me siento inspirada y...

Eso me confirma algo que ya sospechaba. Una cosa es tener el oficio de escribir. Otra cosa es tomárselo como afición. Por si acaso, yo no sé nada de técnicas, ni de preceptiva literaria. Ni hablar. Pero, no puedo dejar de concebir la escritura como un ejercicio, no puedo dejar de pensar yo a esto me dedico.

Entonces si te dicen escribir, y si para colmo te ponen un plazo, es una especie de reto, te presionas para hacer algo que quizá no domines aún, pero en el intento estás. ¿Cómo dices que no? ¿Cómo te escandalizas?

No he pedido una novela. Solo un párrafo, un inicio, un ganchito con el cual atraer a uno o dos chicos a seguir escribiendo. ¿Es eso tan loco?


Al mismo tiempo no evito mascullar contra estos malditos vendedores y sus malditos plazos.