junio 19, 2006

Luz al final del túnel

Sí, señoras y señores, científicamente comprobado, no estoy tan mal como parecía, eso dice mi saldo cuando marco la opción 1.

Pero antes, un preámbulo.

No sé qué virus habré atrapado, que se encargó de sazonarme el fin de semana. Al menos me salvó de las visitas ('Está enferma, pobrecita, no puede ni ponerse en pie') y los mandados ('¡Eso no era lo que yo te pedí!'). No me hice mayor problema porque tenía planeado pasarlo en casa con mi papá y, si venía, el abuelo; pero a mi tío se le ocurre caerse, todo el mundo corre para allá, y yo botada, viendo una vez más... fútbol.

Por suerte, almas piadosas acudieron en mi rescate y me hicieron reír un rato. A la porra el dolor de cabeza. (Los diálogos a continuación no son ficticios, pero por razones de espacio los hemos editado y, además, a estas alturas ya no me acuerdo bien quién dijo qué cosa.)


Alma piadosa, aka Soni: ¿Viene Al?

Dael: Sí, ya me dijo que iba saliendo.


Media hora después.

Alma más o menos piadosa, aka Namida: ¿Pero seguro que viene?

Dael: Sí, pérate que la llamo... Dice que ya sale.

Alma nada piadosa, aka Gokú: Dile que nos alcance más adelante.


Una hora después.

Dael: ¡Oye! ¿Hasta qué hora te esperamos?

Al: (bostezando) Ya, ya mismo salgo para allá, que estoy maquillando las cuentas.


Después de muchas negociaciones, tuvimos que irla a ver, y de paso conocimos al conejito, que está tan lindo que sospecho que Al lo secuestró en algún lado. La perdonamos porque tuvo la sensatez de traer chocolate. Lástima que no le alcanzó para que comprar la mayoría de votos que requería su propuesta de ver la película del tren maldito. La muy terca se compró igual esa entrada y anunció con bombos y platillos que iba a entrar sola, para más de colarse con nosotros a último momento y pasar los primeros quince minutos en la paranoia de que la iban a ir a sacar de la sala. Aquí es mi deber denunciar que nadie apareció para corregir aquel desacato a al reglamento del buen espectador.

Vimos una película de la que hasta ese día no había oído hablar, Tierra Fría, algo así como Erin Brokovich pero, en vez de al ambiente, acá defendían los derechos laborales de las mujeres; hubiera llorado desconsoladamente de no ser porque al lado mío estaba Al, la subtituladora no oficial de los cines locales, que convierte cualquier cosa en una parodia. Para colmo podíamos escuchar los gritos de la gente en la sala de al lado, donde estaban dando la del tren.

Al: La estuviéramos pasando bien allá.

Los que no eran Al: Shhh ¬¬.

No sé de qué se quejaba, si hasta tuvo una aparición como estrella invitada en la máquina esa de atrapar peluches. Claro que luego la arrastraron por la escaleras, pero siempre hay un precio que pagar.


El domingo los encargados de entretenerme fueron los chicos de Evangelion (¿alguien en la audiencia tendría Fly me to the moon?). Nunca vi el final de esa serie, pero me gustaba. La traducción del manga (Ivrea) es argentina, y hay que ver que ellos no renuncian a su habla local por nada del mundo ('Ché, Shinji, dejá algo para nosotros'). Tendrían que leer esas 'Notas del Traductor', ego argentino goteando como melaza, me quedaron los dedos pringosos. Pero, ya que una no sabe piar en japonés, no queda más que aprender, resignarse o reírse. La última opción es lo más sabio.

Y como les iba diciendo al inicio de este post, he mejorado. Tenían la lista de 'Has visto mucho Evangelion cuando...' Estuve tentada a pasar de largo, porque siempre esas listas me dejan mal parada, pero esta vez orgullosamente puedo anunciar que a más de un par -creer que Rei no está loca, y respetar los silencios de Shinji- no le atiné a ninguno más.


Oh gloriosa epifanía.

Estuve a punto de arrancar la página y pegar los resultados en la puerta de mi cuarto, como regalo del Día del Padre (y de la Madre, para hacer combo), pero es medio amargo mutilar un libro o un cómic. Yo a eso todavía no llego.

De cualquier forma, ese no es el punto. Lo importante es que hay evidencia de que la esperanza sigue viva. Mi mamá estaría tan feliz, que mejor no se lo digo, capaz que se me emociona y le da por botar cosas a las que aún no estoy lista para decirles adiós, y no pues, los efectos podrían ser contraproducentes.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman