junio 08, 2006

Terrible pérdida

Detesto comprobar que al igual que todos los humanos, o todos los humanos que conozco, al menos, me complico por tonteras. Como ahora. Que Claudieko se mata diciéndome que el mundo no se ha terminado. Sin embargo, el anticristo hizo su obra maléfica. Con efecto retardado, pero la hizo.


Perdí un arete.


Lavándome el cabello, poniéndome la camiseta, quién sabe cómo, pero el caso es que se cayó. Ni esperanzas de ponerme a buscarlo, con mis ojos miopes, pequeño artrópodo de plata.
Saldo en contra, este día.


Eso hace que cosas como ir al médico, recibir otro sermón, con el plus de una receta que no tengo ganas de comprar, se conviertan en trivialidades. O escuchar a mis queridas amigas decir que la solución al problema social es poner en vigencia la pena de muerte. Hay que matar un montón de gente, o ponerle una bomba a la penitenciaría.


Para darles miedo, dicen. Me parece que la tierna mirada que les dedico les dejará saber que espero que me estén contando una mala broma, que no es posible que lo estén diciendo en serio. Pero no.


Ok, como diría Balian en su desesperada defensa de Jerusalén, nosotros no estábamos vivos para quitarle esta ciudad a los musulmanes; y los musulmanes que hoy nos atacan no son los que vivían aquí cuando nuestros antepasados se la quitaron. Pero aquí vivimos, y como somos salados, nos toca aguantar el diluvio, no porque las piedras que adornan los muros sean muy santas o muy bonitas, sino porque aquí hay gente. O sea, nosotros, todos. Una comunidad. Blablabla.


Ok. Esas cosas no pasarán acá, porque de unidos y heroicos tenemos lo mismo que nuestros próceres (es decir, solo en caso de que nuestros intereses personales se vean amenazados). Pero un pensamiento así tan simplista, como escuchar a mi padre y mi hermano decir que para mejorar al país habría que incendiar con el Congreso con los diputados dentro, me deja pensando que nos merecemos estar como estamos. No queremos tomarnos la molestia de hacer sociedad. Queremos estar a salvo, nosotros y nuestros pequeños mundos. Después de mí, el diluvio, decía la Pompadour, y acá como nos da pereza desarrollar filosofías propias, acabamos copiando el peor ejemplo que podemos. Después de mí, los que no son yo ni me interesan.


Se me perdió un arete. La vida no tiene sentido.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman