julio 27, 2006

Complejo y complejos

Algo hace presión sobre mi pobre cabeza. Estoy en la etapa de la gripe en que todo lo que esté entre mi boca y mis ojos, duele.


Ahora que llego temprano, hasta tengo tiempo de conversar con mis compañeritas a la llegada. Quién sabe por qué, con una de ellas acabamos hablando de libros para niños. ¿Sería porque, ahora que lo pienso, traía uno en la mano? Me preguntó si tenía alguna referencia de la autora, y acabamos hablando de algunas cosas que había visto en la feria del libro. Me dijo que le había disgustado el de Ricardo Williams, Ángel de mi guarda, porque es demasiado complicado para los niños.

¿Complicado? Confieso que cada vez que alguien me dice que algo es demasiado complejo para los demás, en especial para los niños, me gana la susceptibilidad. No me gusta eso de subestimar a la gente, ni que me lo hagan ni que se lo hagan a los demás. Obviamente, florecen los campos en los que no tengo habilidad ni competencia alguna, pero, vamos, ¿qué se pierde con dar una oportunidad al otro?

Y el libro en sí no es complejo. No creo que sea lo que más me hubiese gustado de niña, pero es una poesía bastante dulce, maravillosamente ilustrada, dicha por un adulto, lenguaje sencillo pero no simplista, que no creo que un chiquillo de tres años vaya a entenderlo todo, pero ¿para eso no servía la lectura, también? ¿Para intrigar? No hay porqué ni cómo comprenderlo todo cuando se es mayor, menos cuando se es niño. Y eso no invalida las lecturas que hagamos, de lo que sea. De pequeña me aprendí esos versos con que Sauron pretende atrapar a elfos, enanos y hombres con unos anillos mágicos. No entendía del todo que era, y no lo entendí hasta varios años después, y la experiencia esa de reencontrarlo en su contexto fue magnífica.

Una cosa es que un padre o un educador limita hasta cierto punto aquello a lo que exponen a los chicos que tienen a su cargo. Y así es, no podremos ver todo lo que quisiéramos, hay límites de idioma, de tiempo, de espacio, de poder adquirir.

Otra cosa es que yo decida lo que es bueno o no para el otro, sin darle ocasión de elegir. Aunque el otro sea pequeño. Puedo hacer propuestas. Debo hacer propuestas. Pero juzgar de antemano sin dar lugar a que el interesado opine, como que no. A propósito, me gusta mucho lo que dice
este señor al respecto.


...
Oh sí, lo divertidas que son mis conversaciones en este lugar.
...
Mi estómago dice que tiene hambre, con voz bastante audible (!). Mi cabeza no quiere ni oír del asunto. Mi cuerpo ha entrado en conflicto, para variar. Como cuando necesito de urgencia reconocer algo o alguien, y mis ojos no cooperan. El otro día pasé de largo frente a Aredhel quien, según los relatos, se desbarataba haciéndome señas.

Aunque tampoco es que sea yo buena para descifrar mímica, ahora que lo pienso. Fufura es testigo. Cada vez que intenta explicarme algo con gestos desde el otro lado del vidrio que nos separa (los peces estamos divididos por secciones), tonteo un rato preguntando qué le pasa hasta que alguien nos ve en ese dialoguito frustrado y entonces mejor entro de una a su reducto a hablarle. Dioses, el otro día me pescaron sacándole la lengua (ella empezó).

A este paso, me temo que nunca me van a ascender =D. Los gemelos Weasley estarían orgullosos de mí. Viva yo.

Thesaurus

Idealismo: Asunto que requiere tiempo y energía. Yo no tengo.

Al momento

  • Fragile Things, N. Gaiman