Mononoke Hime
Al fin me puse a ver Mononoke. Sí, sé que es una vergüenza, todo este tiempo y recién la pongo, no hay necesidad de recordármelo. Veamos. El señor Miyazaki, que es una buena persona y debería hacer una que otra gira por Sudamérica para recibir nuestras muestras de admiración y respeto -y autografiar las portadas de nuestras copias piratas y fansubtituladas de sus películas-, me sale con un personaje que me recuerda mucho a Nausicaa del Valle del Viento por el tema este ecológico. Ashitaka desviando a Nago, el dios jabalí, es un poco como ver a Nausicaa tratando de calmar al ohmu. Pero no es que me queje, faltaba más.
El caso es que a pesar de que en casi todas las pelis de Miyazaki las mujeres tienen roles fuertes, y esta no es la excepción, opino que Ashitaka es mucho más protagonista que la princesa de las criaturas salvajes (aunque me dejan a mí la decisión, el premio se lo dan a Yakkuru, o al llamativo dios de los bosques, Shishi ^ ^ ).
Sí, San es primitiva y bella, pero es el chico el que se lleva los golpes, y sin quejarse. Bueno, ella tampoco se queja, pero hay que ver cuánto le toma reaccionar a que, si anda en dos pies, hay muchas probabilidades de que sea humana.
También me gusta que no se polarice a los bandos. Hay gente trabajadora y gente que se equivoca entre los humanos, hay dioses generosos, dioses violentos, dioses traviesos. Lo que no hay es alguien que se tome muy en serio el asunto este de que si no hay ecosistemas no hay vida. Pero supongo que lo mismo les pasa a las películas animadas que tratan temas ecológicos.
Pequeño añadido. Nunca vi los capítulos finales de Slayers, cuando los pasaban por la tele local. Pero ya los vi. Y lo que tengo que decir es...
¡Arghhh! ¿Por qué nos haces esto, televisión abierta, por qué pasas una serie y no terminas ni la primera temporada, por qué nos picas con algo y luego empiezas a pasarnos los capítulos repetidos, por qué juegas con nuestras sensibilidades, por qué?
Ok. He vuelto a la normalidad. Estoy trabajando tantito, y ya me quiero ir, así que mejor otro día sigo.
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