Día 4

Yo que ya estaba perdiendo la fe respecto a este fin de semana, he de dejar constancia de que nos fue bien. La nave se comportó de lo mejor, nos adaptamos a las dificultades del ambiente, hicimos cambios estratégicos sobre la marcha, nos enfrentamos a un fantasma doméstico, a mercenarios intergalácticos y salimos triunfantes.

A pesar de que el piloto tuvo problemas que nos hicieron temer que la etapa final de la misión peligrara, afrontó con valor la situación y condujo al resto del equipo sano y salvo a buen puerto. Se temía también que un levantamiento del Sindicato Único de Extraterrestres nos retuviera en aquel planeta, pero no hubo complicaciones por ese lado.

Yo digo, no es que me quisiera quedar retenida por allá, pero creo que cada quien tiene derecho a pertenecer o no pertenecer según le parezca o convenga. Y si quieren no depender más de la estrella madre, pues que lo intenten. Lamentablemente, los tutores tienden a aferrarse a su cargo aunque eso niegue el sentido original de su función...

Ya en serio, bueno, el feriado. Buena comida. Mejor gente alrededor. Mucha pereza, y bien recompensada. Un poquito de frío, pero bueh.

Lo que sí, es que ahora que he visto los toros de cerca, ni loca le hago a esa cuestión del barro venusino. Nooo, esta rata prefiere la arena terrícola común y corriente, gracias muchas gracias.

También estuvo a prueba mi voluntad. En un ambiente exento de inet y televisión (léase sin dibujos animados) durante tres días, mantuve la calma. Más orgullosa no puedo estar.


Ahora de vuelta a las responsabilidades que, con toda franqueza, no tenía ganas de retomar, veo que tengo pendiente la lectura de varios periódicos (sálvese quien pueda, la prueba es hoy).


Pero las patoaventuras no terminan. Todo apunta a que estamos siendo invadidos por elementos de una galaxia lejana. Mis informantes de la Central de Fenómenos Paranormales estuvieron enviándome mensajes de alerta primero, de auxilio después, pero como andaba lejos de mi base de operaciones, he tenido que dejar el asunto para esta semana. Hay un infiltrado del cual se sospecha, y debemos verificar que su paso por este reino sea en son de paz. De lo contrario, es hora de convocar a mis mortífagos, pues se sabe que al momento tiene en alerta a los conejos mafiosos que conforman la guardia de un blog vecino.

Llamaremos a las fuerzas (de la represión) del orden y devolveremos la tranquilidad a estos cielos. Aquí estaré, lista, con el tema de Indiana Jones de fondo, y el sombrero safari que nunca me llegué a comprar, pero para qué está la imaginación. Si la cosa se pone fea, muy tendré que encargar un casco a lo Vader.

Así está el panorama.

Claro, todo esto pudo haberse evitado si mis sabios consejos (aka tino para meterme donde no me llaman) hubiesen sido escuchados a tiempo. Pero esta gente del Concilio no escucha dizque porque uno no tiene experiencia. También imagino que a cada quien le gusta hacer las cosas a su manera. Si me equivoco, al menos será mi error, y todas esas cosas. No se puede una enojar si su opinión es una más de las tantas que hay en el saco.

En este momento, las condiciones son propicias para el nunca bien ponderado te lo dije. Pero no. Seamos solidarios. Lo hecho, hecho está. A buscar soluciones se ha dicho.


Ay, qué sueño que tengo.