Ay, día

Ha sido un día estresante. Y no son ni las doce. Ayer me hicieron una broma, respondí con otra, y todo se volvió contra mí esta mañana. El ente se fue de vacaciones, estoy trabajando con un reemplazo, el jefe de arte se acercó recién a explicarme cómo le vamos a hacer para la edición de esta semana, hoy no me llegaban unas fotos y tuvo que venir el propio proveedor de la información a cerciorarse de que aquí no tenemos hotmail, ni gmail, ni naranjas de la China, y que a pesar de que lo reenvíe cien mil veces, si pesa más de 1 mega, acá lo podemos reportar por perdido.

Mi jefe nos ha invitado a todos a una película y almuerzo al medio día, vaya usted a saber por qué, yo me reservo mis sospechas; a más que no podré asistir porque a las tres tengo una entrevista y si no voy yo, no va nadie, y soy la única que queda mal. José me llama a decirme que ya sabe qué quiere para navidad, y le digo que qué interesante, que por favor hablamos otro día. No cierra sino que se pone a pelear con Javier en voz alta, y logran hacerme reír.

Gracias a todo eso, y porque esta semana fallamos tanto Rossy como yo, salió Call Center.